Parece que, en los últimos tiempos, el término Smart (inteligente) es aplicable a casi cualquier concepto u objeto. Hoy día, casi todos poseemos un Smartphone o muchos ya se sientan frente a su Smart TV. De hecho, hasta el entorno en el que vivimos y nos movemos también es “inteligente”: cada vez es más habitual escuchar sobre las Smart Cities, es decir, el modelo de “desarrollo urbano basado en la sostenibilidad que es capaz de responder adecuadamente a las necesidades básicas tanto de instituciones y empresas como de los propios habitantes en el plano económico y los aspectos operativos, sociales y ambientales” y los beneficios que se derivan de esta gestión sostenible.
Pero si cada vez son más los que se proponen gestionar de forma eficiente y sostenible el complejo ecosistema de toda una ciudad… ¿por qué no trasladar todo esto a nuestro propio entorno de trabajo? De hecho, ya reseñamos con anterioridad que la sostenibilidad es también responsabilidad de las pymes… Y en este punto es donde llegamos a la Smart Office.
Son muchos los que se preguntan ¿cómo aplicar éstos principios a mi propio negocio? Una Smart office no es sinónimo de un espacio absolutamente robotizado donde las puertas se abren mediante un lector de huella dactilar o aparecen monitores de la nada (que los hay…), si no que el concepto es mucho más sencillo: se trata de aplicar los principios de gestión eficiente y sostenible para aumentar la eficiencia energética en nuestro entorno de trabajo.
Los cuatro pilares de la Smart Office
Pero, ¿qué aspectos debemos tener en cuenta exactamente para poder considerar “inteligente” nuestro entorno de trabajo? Para simplificar el proceso y la multitud de factores que pueden entrar en juego, nos basaremos en cómo podemos trasladar los 4 principios básicos de las Smart Cities a nuestras oficinas y negocios:
Las cuestiones ambientales y las restricciones energéticas
Si uno de los elementos fundamentales para llegar a la sostenibilidad es el uso responsable de los recursos y, en especial, de la energía, esto se torna vital en el ámbito empresarial.
Así, para construir entornos inteligentes de trabajo es vital adaptar y hacer un uso eficaz de componentes físicos tales como sensores, controladores y dispositivos inteligentes. Luego, usando la información recogida por dichos dispositivos y mediante el software adecuado, podemos analizar cómo hacer un uso más eficaz de nuestros recursos y llevar a cabo acciones que nos ayudarán a rebajar nuestro impacto medioambiental y aumentar nuestra eficiencia energética mediante, por ejemplo, el uso de energías sostenibles con el medio ambiente o diversas tecnologías aplicadas a los sistemas de calefacción, climatización, consumo eléctrico o refrigeración. …/…
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