Un nuevo informe publicado por un grupo de trabajo denominado Georgia Tech afirma que el futuro de la tecnología de las ciudades inteligentes dependerá de que las empresas y los gobiernos de la ciudad entiendan los puntos más delicados de la tecnología IoT y la forma en que afecta los modelos comerciales y las vidas de los ciudadanos. El informe analiza, entre otras cosas, los riesgos y las posibles recompensas de varios tipos de IoT pública, desde una perspectiva ética, tecnológica y práctica.

Un punto clave para los investigadores es que el IoT desplegado en espacios públicos -en colaboración entre los gobiernos de las ciudades, la empresa privada y los propios ciudadanos- tiene un grupo diverso de partes interesadas a las que responder. Los ciudadanos requieren transparencia y protecciones rigurosas de seguridad y privacidad, para estar seguros de que pueden usar la tecnología de forma segura y tener una comprensión clara de la forma en que el sistema puede usar su información.

La investigación también profundizó en varios casos de uso específicos para smart city IoT, la mayoría de los cuales giran en torno a la participación más directa con los ciudadanos. Las ofertas de gestión de servicios municipales, que permiten a los residentes comunicarse directamente con la ciudad sobre su gestión de residuos o necesidades de servicios públicos, ocuparon un lugar destacado en la lista de posibles casos de uso, junto con tecnología de gestión para los propios servicios, permitiendo que las ciudades gestionen la red eléctrica y el sistema de una manera más centralizada. La seguridad pública fue otro caso de uso clave, por ejemplo, la idea de usar sensores IoT para proporcionar información más precisa a los primeros respondedores en caso de emergencia.

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